La Pesca del Jurel o Toro

Jack Crevalle : Amo de la Velocidad

Los grandes jureles (Caranx hippos), propios de las costas de los mares templados, no son sencillos de encontrar, pese a tratarse de uno de los carángidos mas abundantes en las aguas templadas tropicales y subtropicales. Mas complicado resulta aún echarles el guante. Estos carángidos soportan un amplio espectro de salinidades. Habitualmente pueden localizarse cerca de la costa, en zonas de arrecifes someros o manglares en la bocana de los ríos; lo que se conoce como pesca ‘in-shore’.

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Su combinación de colores plateados, dorados olivas y amarillentos es sensacional. Un rasgo característico del jack crevalle que le hace inconfundible es una mancha negra en la base del opérculo branquial. Con su cabeza chata y poderosa -donde posee una cubierta cartilaginosa- es también conocido bajo el nombre de «toro» o jiguagua. Sus grandes ojos de un gran depredador y sus desarrolladas aletas laterales con aspecto de ala no dejan lugar a ninguna duda: a los jacks les encanta el juego de la alta velocidad…. Cuando acorralan un bálamo de peces presa y deciden devorarlos, la conmoción que crean en superficie es realmente sobrecogedora.

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Aunque pueden capturarse con jigs y plugs sumergidos, la máxima sensación para la pesca de del «bulldog del mar» es su pesca con señuelos de superficie. Entre los artificiales mas productivos, los paseantes y poppers XXL ocupan el primer puesto en el escalafón. Imagina un bólido a toda velocidad impactando como un torpedo sobre tu señuelo de superficie. A menudo patrullan en grupos por aguas poco profundas en busca de un banco de peces pasto con los que darse un festín. A los grandes jureles, que son predadores oportunistas, les encanta destrozar cualquier artefacto que alborote en superficie y ose retar su aceleración sin igual. No es difícil quedar prendado de estos adversarios fuertes y resistentes.

Aunque el ‘jack’ puede alcanzar los 120 cms de longitud y hasta 26 Kg de peso, los ejemplares rondando los 10 Kg pueden considerarse auténticos trofeos y te harán sudar tinta. Si no se emplea un equipo sobredimensionado, durante los primeros instantes de lucha literalmente hay que «hacer lo que se pueda», porque el bulldog de mar es todo potencia y resulta casi imposible de controlar. El jurel común jala muy duro.

Personalmente, no paro de hablar de ese pez tan estupendo.

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